Años después de comenzar esta aventura juntas, el primogénito de Magdalena obtuvo un puesto en Renfe, por lo que esta decidió mudarse junto a él y el resto de sus hijos. Emilia tomó el control del negocio en solitario y como el edificio en el que se encontraba pertenecía a ella y sus hermanos decidió comprar sus partes y así poder empezar a ampliar el negocio.
Lo que comenzó siendo una pequeña taberna fue creciendo conforme compraba los edificios colindantes. Realizó varias reformas de acuerdo con lo que demandaban los viajeros. Primero, habitaciones con agua corriente y baño compartido; posteriormente, habitaciones con baño privado. También construyó un restaurante e incluso un salón de bodas.
No obstante, Emilia no quedó conforme y decidió adquirir un terreno a las afueras de Trujillo, también al pie de la N-V, donde construyo un hotel (Hotel Las Cigüeñas).